Todo lo que hagas en la vida será insignificante, pero es muy importante que lo hagas, porque nadie más lo hará.
Gandhi.

20 de noviembre de 2011

¿Qué me pasa?

El otro día, cuando hablaba con una amiga le dije: “menudos días llevo”, y ella me dijo que si que me notaba distinta, entonces me puse a pensar qué me pasaba, esto nunca me había pasado de esta forma. Pensando en esto, llegué a la conclusión de que todo lo que me pasaba era un cúmulo de cosas, estaba algo estresada por los exámenes que se acumulaban, las tareas de clase que, como no me daba tiempo a hacerlas en casa, tenía que quedarme en los recreos en clase a hacerlas, la acción ciudadana la llevaba retrasada, llegaba tarde a entrenar, los entrenamientos no me salían bien porque estaba pensando en todo lo que tenía que haber hecho antes o todo lo que me esperaba después, tenía que sacar unas tardes para hacer el trabajo de cmc con Gloria, echaba de menos momentos, personas, echaba de menos estar con mis amigas como antes, echaba de menos ir a visitar a Imanol como hacía este verano, echaba de menos verlo, estar con él todo un día sin tener que preocuparme por estudiar o hacer tarea, echaba de menos hablar por teléfono con él, mientras no pensábamos en la hora y nos daban las dos de la mañana, lo echaba y lo echo de menos.


Llevo unos días que no me siento como siempre, me noto cambiada, un poco asqueada también, la gente, como mis amigas y mis hermanos me lo han dicho, que estoy “rara”, molesta con todo lo que me dicen o lo que pasa a mi alrededor…

Pero… ¿qué siento cuando echo de menos todas estas cosas?  
Cuando usamos esta expresión lo hacemos porque queremos decir que añoramos, que notamos la falta de personas o cosas… Cosas como nuestra cama después de un largo tiempo en otro lugar, como nuestra casa después de muchos días fuera de casa, nuestro pueblo, donde pasábamos los veranos de pequeños, largos paseos en bici con nuestros hermanos y primos, tardes con tus abuelos frente a la chimenea, un deporte, la comida de tu yaya, conversaciones, una sonrisa, tardes de cumpleaños con tus amigos de siempre, una mirada… Personas importantes como nuestros amigos de la infancia con los que pasábamos las tardes jugando, personas que te marcan por la manera de tratarte, de mirarte, de hacerte sonreír, de ayudarte, de estar contigo.
Personas con las que has compartido muchos o pocos momentos, pero momentos especiales. Personas tan especiales que a veces llegas a echar de menos hasta sus enfados. Echamos de menos a nuestros hermanos cuando se van lejos a estudiar o, simplemente, cuando se van de viaje unas semanas, a nuestros amigos cuando nos hacemos mayores y cada uno elige un futuro diferente, cuando estamos en esas interminables semanas de exámenes y no podemos pasar el mismo tiempo con ellos, echamos de menos a familiares que fallecen, abuelos que no vemos con tanta frecuencia como cuando éramos más pequeños, echamos de menos a nuestro primer amor, a nuestra pareja cuando está lejos y pasamos largas semanas sin verla por la distancia o porque estamos ocupados.
 
Pero… ¿cómo llega este sentimiento a nosotros?
Llega cuando pasan los días y no puedes ver a esa persona, y cuantos más días pasan más te acuerdas de ella, más piensas en esos momentos en los que estabais juntos, disfrutando el uno del otro, disfrutando los unos de los otros, recuerdas vuestras tonterías, vuestros mejores momentos, ¿y por qué no recordamos los malos? Pues porque cuando pensamos en una persona a la que queremos y que echamos en falta siempre la echamos en falta por eso, por los bueno momentos que has pasado con ella, y quieres que vuelvan…

Por tanto, todo esto que me pasaba y que aún me pasa es que, a parte de todo los exámenes, trabajos, y tareas, es porque lo echo de menos, echo de menos estar con él, verlo más a menudo, y aunque por la distancia sabía que no lo podría ver mucho, después de tanto tiempo sin verlo, sin poder hablar con él a la cara, después de tanto tiempo sin abrazarlo… es por eso por lo que no estoy como siempre. Y es que cuando quieres a alguien necesitas estar a su lado en muchos momentos.

 
*El espejo no miente, me veo tan diferente, me haces falta tú.




4 comentarios:

Anónimo dijo...

Gran entrada del blog, se ve que necesitabas manifestar tus sentimientos y desahogarte y que quieres mucho a ese tal Imanol, espero que os vaya muy bien a los dos.

Perales dijo...

Es una gran entrada, y te doy la razón en bastantes aspectos. Porque en esta sociedad vivimos dependiendo de los relojes y estamos estresados y no tenemos nada de tiempo para nosotros, para nuestras cosas. Por eso creo que me voy a ir jubilando...

Marta dijo...

Dependemos mucho de los relojes si, y aunque mucha gente dice que tenemos que aprender a organizarnos el tiempo, ya que si lo organizas bien da tiempo para todo, yo pienso que muchas veces no tenemos tiempo para todo aunque nos lo organicemos perfectamente... El día debería tener más horas.

Sheila Mendoza dijo...

Yo creo como ese tal anónimo, y es que aveces no lo creemos... Pero escribir en un papel lo que realmente sentimos hace que nos desahogemos y nos quede espacio para asumir más tareas, y es como yo le llamo "circculo vicioso", es decir, no paras de pensar lo que tienes que hacer.